lunes, 27 de enero de 2014

Entrevista al escritor Jordi Sierra i Fabra






Nos imagináis lo que es para nosotros que Jordi Sierra i Fabra, escritor de larga carrera profesional con unas 400 obras publicadas, con números premios a sus espaldas por sus obras, director o fundador de muchas revistas españolas de renombre y creador del concurso de literatura para adolescentes más conocido de España nos conteste a unas preguntas, así que queremos darle nuestra más sencilla muestra de gratitud, dicho esto empecemos con la entrevista.

Una pregunta muy repetida en este caso es hablar sobre los orígenes. Usted fue un escritor muy precoz, publicando por primera vez a los ocho años. En los años cincuenta, la vida seguía siendo difícil para cualquier español. ¿Cómo fue la vida del niño y adolescente Jordi Sierra?

Respuesta — Cuidado, esto es un error. Yo escribí mi primera novelita (3 páginas) a los 8 años. De los 9 a los 12 hice varios libros de unas 100 páginas, a mano, lo cual de hecho sería muy poco pasado a máquina u ordenador. A los 12, casi 13, me enfrenté al reto de hacer una novela “gorda”, y ahí me lancé con “La memorias de un perro”, cuyo original de 500 páginas se exhibe en el museo de la Fundació Jordi Sierra i Fabra. Un vez convencido de que yo sería escritor pese a que todo el mundo se metía conmigo y me limitaba a causa de mi tartamudez, hice prácticamente un libro al año desde los 16 a los 22, que fue cuando dejé de trabajar y de estudiar para dirigir una revista de rock. De los 22 a los 25 me ocupó el trabajo, viajar, pero por fin, a los 15 (1972) publiqué mi primer libro, “Historia de la Música Pop”. La primera novela no llegó hasta los 28 años (1975), así que no fui tan precoz, aunque hoy me doy cuenta de que era un crío. Publicar tan joven fue un milagro, sobre todo por el momento.
Dicho esto, te diré que la vida del niño y el adolescente Jordi fue bastante infernal. La tartamudez, lo mal estudiante que era, la insistencia de mi padre en que fuera matemático (¡!!)… Veamos, en la España franquista de aquellos días, los que éramos diferentes estábamos marcados. Los que intentábamos pensar por nosotros mismos o íbamos contracorriente, sufríamos humillaciones incluso por parte de los maestros, que nos querían a todos bobos y con pensamiento único. Soy catalán, no podía hablar mi lengua ni escribirla (por eso escribo más en castellano). Hay mucho que contar y para eso escribí mis Memorias en 2012. ¿Por qué tengo una Fundación a cada lado del Atlántico? Pues porque sé lo que es tener un sueño y que nadie crea en ti. Esto, a los 15 años, es durísimo. Cuando publiqué, vendí, me convertí en lo que soy, me juré no dar nunca la espalda a ningún chico o chica con mi mismo sueño, y de ahí nacieron las Fundaciones, el premio literario JSiF para menores de 18 años, la revista literaria on line www.lapaginaescrita.com y todo lo demás. En un mundo tan egoísta, corrupto y vil como el nuestro, si los que podemos hacer algo, por poco que sea, no lo hacemos, merecemos el mismo desprecio que todos los que nos han llevado a esta crisis. Hemos retrocedido 30 años en la historia, así que este siglo seguiremos siendo un país inculto, sin valores, convertido en la finca de unos pocos que nos mangonean. Yo creo en la cultura. Es lo único que vale. Medellín era en los años 90 la ciudad más violenta del mundo. Al empezar este siglo un alcalde destinó el 60% del presupuesto municipal de cada año a la cultura, crear bibliotecas, hacer infraestructuras, potenciar lecturas… Hoy Medellín no está ni entre las 20 o 30 primeras en ese ranking. Eso es un ejemplo. Y mi Fundación está allá contribuyendo a eso. En España todo es distinto. Mi Fundación sigo financiándola yo, y con la piratería, la socialización de los libros y demás gaitas…

Es usted uno de los mayores autores españoles y un ejemplo para muchos por su larga carrera literaria. Pero, ¿Quién fue su ejemplo? ¿Cuáles son sus influencias literarias?

Respuesta — Me encantaría decir que fueron Faulkner, Dostoievski, Hemingway, Stendhal o Chejov, pero no. Mentiría. De niño no tenía biblioteca ni en mi barrio ni en mi escuela, y en casa éramos pobres, no tenía ni televisión. Pese a todo, leía un libro al día. ¿Cómo? Los vecino me daban pan eco y diarios del día anterior, iba a un trapero, me daba 50 céntimos y lo que sí había era una librería de libros de segunda mano. Yo los alquilaba, y claro, con 50 céntimos al día sólo me daba para novelas cutres y horteras (como yo). Novelas de gangsters, ciencia ficción, del oeste… Esos fueron mis maestros. No llegué a Salgari o Verne hasta los 14 o 15 años, y a los clásicos hasta los 17 o 18. Leía lo que pillaba, convulso, y supongo que por eso escribo también de todos los temas, de todos los géneros y en todos los registros. Me fijaba mucho en cómo lo hacían los demás. Edgar Rice Burroughs (creador de Tarzán) me enseñó lo que es el ritmo. Norton Foote me enseñó la importancia de hacer capítulo cortos para sintetizar la escena. Hemingway los diálogos, y así otros. También leía muchos comics, Flash Gordon, Rip Kirby, El Capitán Trueno… Lo que sí hubo fue dos libros que me marcaron, “El filo de la navaja”, de William Somerset Maughan (quise ser como el prota, una buena persona), y “El manantial”, de Ayn Rand (que definió mi personalidad como autor irreductible, capaz de no editar un libro antes de cambiar una coma).

Al saber que comenzaste a escribir muy pronto se puede suponer el porqué del concurso Jordi Sierra i Fabra, donde chicos y chicas adolescentes españoles y de Iberoamérica escriben novelas para un jurado, siendo la ganadora publicada por SM y premiada por 2.000 euros que aportas tú. En 2014 llegamos por la novena edición y se ha convertido en un premio básico en el panorama literario español. ¿Cuáles cree que son las claves del éxito de este concurso para que haya tenido tanta influencia en los jóvenes?

Respuesta — Durante años de visitar escuelas, me encontraba siempre con chicos y chicas que me decían exactamente lo mismo: “Quiero escribir y mi padre me dice que eso no da para comer, que estoy loco”, “Quiero escribir pero vivo en un pueblo, si viviera en Barcelona o Madrid o fuera americana”, “Quiero escribir pero me siento inseguro”… Pensando en todas esas estrellas vacilantes me di cuenta de que hacía falta un premio literario para ellos, para ponerles a escribir, para que vieran que sí hay alguien que les escucha. Pero para tener un premio antes necesitaba un marco, algo que lo amparara, y así nació la Fundació JSiF. Este no es un concurso escolar, ni de relatos para la Coca-Cola (con todos mis respetos), sino un concurso “profesional”. Hay dinero de premio y se edita el libro. Pero lo más importante, lo que les digo cada año a los concursantes, es que no gana uno y pierden los demás. Gana uno y los demás compiten… tras haberse probado a sí mismos que son capaces de escribir un libro. ¡Esa es la cuestión! Uno no se da cuenta de la magia hasta que completa su primera novela. ¡Y hay chicos y chicas que han concursado tres y cuatro veces, con paciencia, aprendiendo, sabiendo que esto es muuuy largo, y que no es jubilable, que escribir no es algo que tenga que hacerse con prisas, como ser top model porque a los 25 ya eres vieja. Escribir es un sueño laaaargo, y se aprende siempre, con cada libro. Cada año más de 100 chicos y chicas se pasan el verano enfrentados a sí mismos. Antes no pensaban en escribir ya porque nadie les hacía caso, es así de simple. Además, en todos los premios sólo se entera el que gana. En el mío hay finalistas, Lista de Honor Oro y Plata, que son unos 30-40 concursantes. Les mando una carta a los más de 100, y a esos 30-40 primero además el informe del jurado y les llamo por teléfono uno a uno, personalmente, para darles ánimos. Nadie hace eso. Y no estoy loco. Sé que lo agradecen.

El realismo es un rasgo frecuente en sus obras. ¿Hay experiencia personal en sus escrituras?

Realismo — A veces me fastidian las etiquetas. Yo he escrito de todo, desde siempre. Hacía fantasía hace más de 30 años, y libros de 300 páginas que nadie quería editar por gordos. Hice mi primera trilogía en 1982. Ahora todo el mundo hace trilogías o sagas, o me llaman “realista” porque algunos de mis libros más vendidos son realistas. Desde que hice “Noche de viernes” en 1993 y abrí ese camino, ha llovido mucho. Lo que sucede es que viajo mucho, sin parar, y durante 20 años me patee lugares muy lejanos, y vi cosas, y las sufrí, y si eres escritor quieres contarlo, así de fácil y así de simple. Intento no poner nada de mi vida en mis novelas, pero aquello que me marca es lógico que salga. El escritor interpreta el mundo y lo ofrece a la gente que no sabe que ese mundo existe.

Aunque sea un escritor de todos los ámbitos, un numeroso número de sus libros son para literatura infantil, siendo sus libros de los más leídos en las escuelas. ¿Cuál es el secreto para enganchar a la población infantil?

Respuesta — Todo el mundo me pregunta por mis secretos, y no los tengo. Sólo soy un novelista, un contador de historias. Trato de ser sincero, honesto, contar buenos argumentos con mi propio lenguaje, no creerme dios, no tratar de vender motos, no engañar a nadie, no ser dogmático, no dar moralinas (si alguien cree que algún libro mío está hecho “para educar”, se equivoca. JAMÁS lo he hecho). Y creo que a la larga, niños y jóvenes lo saben y lo captan. Uno no vende 10 millones de libros en España por ser guapo. No salgo en la tele ni me hacen grandes campañas de promoción de mis novelas. Gustan y punto. Y eso lleva siendo así desde hace 40 años. Hace un tiempo escribí “La página escrita” (Ediciones SM), que es mi método. Ahí cuento todos mis trucos y posibles secretos. Desde que salió, mucha, mucha gente, me lo ha agradecido. Es un referente. Y repito, es MI método, sólo el mío, pero a la gente le interesa saber cómo se lo hace un tipo que ha escrito tanto.

El lector. ¿Se nace o se hace?

Respuesta — Nace. Pero también se hace. ¿Sabes la de gente que me ha dicho en estos años: “Yo no leía nada, lo odiaba, hasta que un día me hicieron leer este libro tuyo y desde entonces…”. Cada cual ha de encontrar SU libro, que es la llave a un futuro mejor, más lucido, culto, maravilloso y único. Lo que sientes al leer es liberador. Lo malo es la de gente que no lo intenta, no lo prueba, no lo encuentra y se pierde. Irremisiblemente.

Ya de adulto, entró en el mundo de la crítica musical, dónde dirigió y fundó muchas revistas, como Popular 1 o la célebre Super Pop, en 1977. ¿Cómo consiguió entrar en esta profesión? ¿Cree que es más difícil entrar en el mundo profesional artístico ahora que en su época?

Respuesta — Me metí en la música para ser famoso y poder publicar libros, así de tonto. Veamos, yo escribía muy bien a los 17 y 18 años, y encima tenía una memoria alucinante para la música, y buen gusto, y oído. De niño oía óperas por radio, y desde lo 16 años, cuando aparecen los Beatles, yo enloquezco con ella. De los 16 a los 22 trabajé en una empresa de construcción y estudié de noche. Pero a base de perseverancia (si escribía bien y sabía de música, ¿por qué no escribir de música?) conseguí meterme en El Gran Musical de Madrid (dos años mandándoles cartas), luego cree un Club de Fans en Radio Barcelona… Fundamos la revista El Gran Musical en 1969 y al cabo de un año vino Disco Expres, la mejor publicación semanal, y me hicieron director en Barcelona. Dejé de trabajar y de estudiar, empecé a viajar con los grandes del rock, los entrevistaba, iba a sus conciertos. Magia pura. Co-fundé Popular 1, Extra, Top Magazine, y finalmente, cuando ya lo había dejado todo para dedicarme a escribir novelas, Súper Pop, en 1977, destinada a fans y por una apuesta con mi mejor amigo: que no seríamos capaces de hacer una revista que vendiera un millón de ejemplares. Lo logramos. A tu pregunta no sé qué responder, no sé cómo está hoy en día el tema, porque revistas de rock… Todo está en Internet, es inmediato. No hay que esperar por nada. Uno incluso puede abrir su propio blog y escribir de lo que sea. Ahora, vivir de eso, con un sueldo, ni idea.

¿Sigue influyéndole esa etapa de su vida en la actualidad?

Respuesta — Sigo llevando un pin con una guitarra de plata en mi solapa, para recordar mis orígenes, de dónde vengo. Tengo en mi casa 30.000 discos, aún escribo con música. Claro que influye, pero de otra forma. Sin música no sabría vivir. Soy un rockero, lo seré siempre. El primer escritor español que viene del rock. Ser rockero es un sentimiento, es pura vitalidad, energía.

Ha mantenido un ritmo de escritura frenético, con lo que ha conseguido cientos de obras en su vida. ¿Cómo es capaz de mantener semejante ritmo de escritura? En multitud de ocasiones ha afirmado no revisar sus libros antes de publicarlos. ¿Cuál es el secreto entonces para mantener en sus obras el binomio calidad-cantidad?

Respuesta — Soy especial y diferente, y lo sé, ¿y qué pasa? Pero vivimos en el país de la envidia y los “lo sé de buena tinta” y “me han dicho que” y cargarse a todo el mundo por el motivo más idiota. No hay nada peor que un incompetente que emplea la palabra “imposible” ¡Anda ya! Todos los escritores dicen que hay que repasar los libros. Yo los trabajo tanto antes, que escribirlos es lo más fácil y no los toco, para que sean sinceros y auténticos. Repasar y corregir sería enfriar. Todo el mundo dice que “quien mucho abarca poco aprieta”. Todo el mundo dice que “si escribes tanto no puedes ser bueno”. Tonterías. Gi-li-po-lle-ces-. De entrada me importa un rábano lo de ser bueno o malo. Eso es relativo, subjetivo. Que le pregunten a mis 10 millones de lectores si les han gustado mis libros y por qué repiten. He ganado premios en ciencia ficción, novela policiaca, realista, histórica… y a ambos lados del Atlántico, en narrativa adulta, infantil y juvenil. ¿Eso no significa nada? Más de 100 libros míos han vendido casi 1600 ediciones. Sé que son cifras que abruman, pero yo no me propuse batir ningún récord: sólo quería ser feliz escribiendo, que es lo que hago. Ray Bradbury decía dos cosas que suscribo: 1) En la rapidez está la verdad. Cuanto más rápido eres, más sincero es lo que escribes. 2) Cantidad es igual a calidad, porque cuanto más escribes, más sabes escribir. ¡Lo suscribo! Yo, que no tengo estudios, me he hecho escritor a base de escribir, publicar, equivocarme, insistir y passssar de lo que digan, a favor o en contra. Cada artista es único, y sólo otro artista puede entender su locura. Sobre lo de mantener el ritmo… ni yo lo entiendo. Todos los días tengo ideas, la parabólica está en marcha 24 horas, me en-can-ta lo que hago y cuanto más viejo soy y sé que me queda menos tiempo, más me gusta. ¿Parar? Ya lo haré cuando me muera. Mientras siga vivo y lúcido y esté sano, mantendré este ritmo. No sé hacer otra cosa.

¿Por qué siendo una figura consolidada en la literatura continúa presentándose a concursos literarios, quizás más terreno para promocionarse?

Respuesta — Porque soy un crío, porque si no tengo un cromo lo quiero, porque me va la marcha, porque soy Leo, competitivo y disfruto con el morbo de lo premios. Jamás pienso en “promocionarme” (no lo necesito), y sólo una vez fui a un premio por el dinero, el Torrevieja. Gracias a esa pasta tengo el Centro Cultural en Barcelona. Era la única forma de conseguirlo. Los demás, quiero ganarlos para tenerlos, no por si me dan tanto. Tampoco quise batir ningún récord, ni de libros publicados ni de premios, pero con tantos años encima y sin bajar el pistón… al final es lógico que las cosas se acumulen y se desborden.

¿Cómo definiría Jordi Sierra i Fabra a Jordi Sierra i Fabra?

Respuesta — Ni idea. Cada uno es tres personas: la que cree ser, la que creen los demás, y la que es en realidad.

Con 419 obras publicadas hasta hoy, 36 premios literarios y más de cien menciones y nominaciones en listas de honor, entre otros galardones. ¿Qué retos crees te quedan por cumplir?

Respuesta — Todos. Sólo tengo 66 años, y no es coña. Sueños los he cumplido todos, al menos los que me propuse y podía conseguir por mi mismo. Otra cosa son los sueños que no dependen de ti, sino de los demás. Hoy escribo mejor que a los 40, y espero que a los 80 me ría de lo que hago ahora. Y si llego a los 100, quiero llegar lúcido y morir escribiendo, no siendo una piltrafa humana. Ya sabéis mi definición de escribir: “el orgasmo continuo”. Tíos, hago lo que me gusta, todo el día, y me lo paso de fábula. ¿Qué más se puede pedir?

Muchas gracias de nuevo por las molestias.

Respuesta — No es ninguna molestia. Cualquiera que me pida una entrevista o venir a mi casa, sabe que lo hago con gusto. Muchos escritores con preguntas repetidas acaban “cortando” y “pegando”· Yo jamás lo he hecho ni lo haré. Cada persona merece el máximo respeto, publique en una revista de un millón de ejemplares o en un fanzine. Gracias a vosotros por pensar en mí habiendo tantos escritores buenos.

DATO CURIOSO: Jordi Sierra i Fabra tiene sangre vallisoletana. Su abuelo fue un famoso médico en nuestra ciudad a comienzos del siglo XX. Esto fue un detalle, una cortesía para nuestros conocimientos, del escritor a nuestro blog. 



No hay comentarios:

Publicar un comentario